El dolor de cuello puede caracterizarse en función de si es o no una respuesta a una lesión, lo que está relacionado con la duración del dolor. Por lo general, el dolor de cuello se clasifica en una de las dos categorías siguientes:

  • El dolor agudo suele comenzar como respuesta inmediata a una lesión aguda, como una distensión cervical o una lesión deportiva. Suele durar menos de 4 semanas.
  • El dolor crónico suele comenzar gradualmente y puede tener o no una causa subyacente identificable. El dolor suele considerarse crónico cuando ha durado al menos 3 meses.

Si el dolor ha durado más de 4 semanas, pero menos de 3 meses, se lo suele considerar una zona gris, conocida como “dolor subagudo”.

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Dolor agudo de cuello

La mayoría de los episodios de dolor agudo de cuello se deben a una distensión muscular o a un desgarro de ligamentos. Este tipo de lesión puede producirse de varias maneras, entre ellas, las siguientes:

  • Al dormir con el cuello en un ángulo incómodo
  • Por una mala postura al mirar la pantalla de una computadora portátil o enviar mensajes de texto con el celular
  • Al llevar una bolsa o un bolso pesado en un lado del cuerpo
  • Al sufrir impactos repentinos (como un latigazo cervical)

El dolor agudo suele empezar de repente y puede ser desde agudo e insoportable hasta sordo o doloroso. Puede ir acompañado de rigidez que dificulte la rotación de la cabeza o mirar hacia arriba o hacia abajo.

Ver Causas, síntomas y tratamiento de la tortícolis

El dolor agudo de cuello es una parte natural del proceso de curación inflamatoria, pero también sirve como advertencia. El dolor proporciona motivación para descansar y evitar daños mayores mientras el cuerpo se cura.

La mayoría de las lesiones leves de los ligamentos, tendones y músculos del cuello se curan con el tiempo (un par de días o semanas) porque estos tejidos blandos tienen un buen riego sanguíneo que aporta los nutrientes y las proteínas que se necesitan para curarse. Los cuidados no quirúrgicos, como el hielo o el calor, los masajes, la manipulación vertebral, la fisioterapia o los medicamentos, pueden ayudar a aliviar el dolor mientras se cura la lesión.

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Dolor de cuello crónico

El dolor de cuello crónico puede estar relacionado con una afección médica subyacente, como la enfermedad degenerativa del disco cervical o la osteoartritis cervical, o bien puede desarrollarse sin una causa conocida o identificable. En algunos casos, el dolor crónico es una prolongación del dolor agudo que persiste mucho después de que se haya curado la lesión inicial. Independientemente de que se encuentre o no una causa médica subyacente, el dolor sigue siendo real y debe tratarse.

El dolor crónico puede tener una amplia gama de características. Puede experimentarse como sordo y molesto, o bien como agudo o punzante. Además, puede extenderse hasta el brazo. Podría ser constante e implacable, o bien aparecer y desaparecer de forma intermitente y progresar gradualmente con el tiempo.

Un factor que complica el dolor de cuello crónico es que suele ir acompañado de depresión. El dolor crónico dificulta la participación en las actividades de la vida diaria, como las reuniones sociales, el trabajo productivo o el estudio y la práctica de deportes. Con el tiempo, estas pérdidas pueden provocar sentimientos de aislamiento social y disminución de la calidad de vida. Para tratar eficazmente el dolor crónico, se aconseja realizar una evaluación de la depresión, con el consiguiente tratamiento según sea necesario.

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Diferentes definiciones de dolor agudo y crónico

Aunque se suele considerar dolor agudo el que dura menos de 4 semanas y dolor crónico el que dura al menos 3 meses, hay cierta variación en la forma en que los distintos profesionales médicos utilizan estos términos. Por ejemplo, algunos profesionales médicos pueden considerar que un dolor que ha persistido durante más de 2 semanas es crónico si es lo bastante intenso, mientras que otros pueden considerar que un dolor de menos de 6 meses sigue siendo agudo si se puede identificar la causa del dolor.

Dr. Grant Cooper is a physiatrist with several years of clinical experience, specializing in the non-surgical treatment of spine, joint, and muscle pain. He is the Co-Founder and Co-Director of Princeton Spine and Joint Center and the Co-Director of the Interventional Spine Program.

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