No existe una prueba única que pueda diagnosticar la disfunción de la articulación sacroilíaca. Por esta razón, es importante tener en cuenta una combinación de resultados de pruebas diagnósticas para elaborar un diagnóstico preciso.

Diagnosticar la disfunción de la articulación sacroilíaca puede ser difícil porque los síntomas se parecen a los de otras afecciones comunes, como el dolor en las piernas por una hernia discal lumbar o el dolor de espalda por artritis de la articulación facetaria.

Se suele llegar al diagnóstico mediante un examen físico o una inyección (que se administra para bloquear el dolor).

Historia clínica y examen físico

El proceso de diagnóstico suele comenzar con la recopilación de la historia clínica, que incluye información sobre el dolor y los síntomas actuales. Además, la historia clínica incluye información sobre la dieta, el sueño y los hábitos de ejercicio o actividad, así como sobre cualquier lesión reciente o pasada que pueda contribuir a la causa del dolor en la articulación sacroilíaca.

Existen varias pruebas ortopédicas de provocación que pueden descartar o identificar la articulación sacroilíaca como origen del dolor, entre ellas, las siguientes:

  • Prueba de empuje sacro, en la que se aplica presión en la parte posterior de las caderas mientras se está acostado boca abajo (prono) sobre una mesa de exploración. La prueba de empuje sacro se considera positiva cuando esta presión reproduce el dolor.
  • Prueba de distracción, en la que se aplica presión en la parte anterior de las caderas mientras se está acostado boca arriba (decúbito supino). Se produce una prueba positiva cuando la presión aplicada sobre las caderas reproduce dolor.
  • Prueba de FABER, en la que mientras se está acostado sobre la espalda, se mantiene una pierna estirada mientras el otro pie toca la parte interior de la rodilla estirada. Se aplica presión a la articulación sacroilíaca empujando suavemente la rodilla flexionada hacia abajo y hacia afuera. Las modificaciones de esta prueba pueden incluir tirar de la rodilla doblada hacia arriba en dirección al pecho o moverla de lado a lado. También se puede aplicar presión hacia abajo en la cadera opuesta. La prueba FABER se considera positiva si estos movimientos reproducen dolor o no pueden completarse debido a una amplitud de movimiento limitada. Esta prueba puede reproducir dolor en la cadera, la región lumbar inferior o la articulación sacroilíaca, y es importante precisar la localización del dolor antes de concluir que esta prueba es positiva para el dolor en la articulación sacroilíaca.
  • Pruebas de palpación, en las que se aplica una presión profunda del pulgar directamente sobre toda la articulación sacroilíaca de cada lado. Una prueba positiva es la sensibilidad en la articulación sacroilíaca afectada, que debe correlacionarse con otras pruebas de provocación. Cuando se incluyen varios tipos de pruebas de palpación del movimiento con grupos de pruebas de provocación como las descritas anteriormente, se encontró el mayor nivel de precisión. 1 Arab A. M., Abdollahi I., Joghataie M. T., y otros. Inter- and intra-examiner reliability of single and composites of selected motion palpation and pain provocation tests for sacroiliac joint. Musculoskeletal Science & Practic 2009;14(20):213-221 , 2 van der Wurff P., Buijs E. J., Groen G. J. A multitest regimen of pain provocation tests as an aid to reduce unnecessary minimally invasive sacroiliac joint procedures. Arch Phys Med Rehabil 2006; 87(1):10-14

Como se señaló anteriormente, la articulación sacroilíaca se confirma como origen del dolor si una combinación de pruebas de movimiento reproduce una respuesta de dolor similar en la articulación sacroilíaca afectada y ya se descartaron otras causas.

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Pruebas diagnósticas adicionales

    Después de recopilar los antecedentes médicos y realizar un examen físico, puede ser necesario hacer pruebas adicionales para confirmar que la articulación sacroilíaca es el origen del dolor. Estas pruebas pueden incluir las siguientes:

    • La inyección en la articulación sacroilíaca, a veces denominada bloqueo de la articulación sacroilíaca, consiste en inyectar una solución anestésica (normalmente lidocaína o bupivacaína) en la articulación sacroilíaca. Si la inyección alivia el dolor, se puede confirmar que la articulación sacroilíaca es el origen del dolor. Normalmente, se utiliza la guía fluoroscópica (radiografía “en directo”) para guiar la aguja hasta la articulación, aunque se ha informado de que el uso de la guía ecográfica es igualmente preciso, lo que elimina la exposición del paciente a la radiación ionizante asociada a las técnicas de guía fluoroscópica. 3 Soneji N., Bhatia A., Seib R., Tumber P., Dissanayake M., Peng P. W. Comparison of fluoroscopy and ultrasound guidance for sacroiliac joint injection in patients with chronic low back pain. Pain Pract; junio de 2018; 16(5):537-44
    • Las pruebas de diagnóstico por imagen, incluidas radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas, se pueden utilizar para descartar otras posibles causas de dolor lumbar/pélvico, como una hernia discal o artritis de la articulación facetaria.
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    El mejor método estándar para diagnosticar la articulación sacroilíaca como origen del dolor es una prueba de inyección, pero se pueden utilizar 3 o más pruebas positivas en la toma de decisiones clínicas tempranas para reducir el número de inyecciones innecesarias. 2 van der Wurff P., Buijs E. J., Groen G. J. A multitest regimen of pain provocation tests as an aid to reduce unnecessary minimally invasive sacroiliac joint procedures. Arch Phys Med Rehabil 2006; 87(1):10-14 , 4 Kennedy D. J., Engel A., Kreiner D. S., Nampiaparampil D., Duszynski B., MacVicar J. Flouroscopically guided diagnostic and therapeutic intra-articular sacroiliac joint injections: a systematic review. Pain Med 2015; 16(8):1500-18

    Las pruebas de imagen como los rayos X, la tomografía computarizada y la resonancia magnética suelen ser menos útiles que las pruebas clínicas, ya que no se pueden obtener imágenes de las respuestas al dolor y, a menudo, muchos hallazgos anormales en las pruebas de imagen no son sintomáticos o no son clínicamente relevantes. Por lo tanto, confiar únicamente en las imágenes podría conducir a intervenciones innecesarias más invasivas.

    • 1 Arab A. M., Abdollahi I., Joghataie M. T., y otros. Inter- and intra-examiner reliability of single and composites of selected motion palpation and pain provocation tests for sacroiliac joint. Musculoskeletal Science & Practic 2009;14(20):213-221
    • 2 van der Wurff P., Buijs E. J., Groen G. J. A multitest regimen of pain provocation tests as an aid to reduce unnecessary minimally invasive sacroiliac joint procedures. Arch Phys Med Rehabil 2006; 87(1):10-14
    • 3 Soneji N., Bhatia A., Seib R., Tumber P., Dissanayake M., Peng P. W. Comparison of fluoroscopy and ultrasound guidance for sacroiliac joint injection in patients with chronic low back pain. Pain Pract; junio de 2018; 16(5):537-44
    • 4 Kennedy D. J., Engel A., Kreiner D. S., Nampiaparampil D., Duszynski B., MacVicar J. Flouroscopically guided diagnostic and therapeutic intra-articular sacroiliac joint injections: a systematic review. Pain Med 2015; 16(8):1500-18

    Dr. Steven Yeomans is a chiropractor and partner at the Yeomans-Edinger Chiropractic Center. He is board certified by the Academy of Chiropractic Orthopedists and has over 40 years of experience using chiropractic manipulation and pain management techniques to treat patients with spine conditions.

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